sábado, 30 de abril de 2011

Utilidades: reinversión, distribución, especulación


El "conflicto" en torno a la decisión del Estado de poner más directores propios en los directorios de las empresas de las cuales a través de ANSeS tiene acciones empieza a encaminarse.
Y entonces, se hace una buena oportunidad para calcular saldos de las decisiones tomadas, o sacar conclusiones.

Ayer TGS, mientras se aprobaba la inclusión de una nueva directora estatal, decidía ampliar el monto de dividendos a pagar, hasta 976 millones de pesos, el doble aproximadamente de lo que se estimaba, número al que se había llegado después de una propuesta inicial (en el balance) de 40 millones. El total de las utilidades suma unos 1100 millones, con lo cual casi la totalidad será distribuida entre accionistas.

Hay otros: el Macro pagó dividendos por 505 millones (la mitad de sus utilidades);  Metrovías a los 36 millones iniciales le agregó unos 113 millones (a distribuir próximamente).
La misma Siderar, en medio de su pelea, propuso distribuir unos 1500 millones de pesos.

En tanto Clarín logró aprobar el pago de 120 millones de pesos de los 560 milones que tuvieron el año pasado en concepto de utilidades.

El destino de las utilidades está en discusión, entonces, tras estas disputas.
Algunas empresas ven que la "visita" estatal les dificulta la decisión de congelar utilidades (no repartirlas), en lo que puede considerarse un sospechoso intento por aumentar el "cash flow" (efectivo líquido). Al menos en los casos en los que tampoco queda clara la información acerca de qué reinversiones se harán con esa plata no distribuida.
No hay que olvidarse del año electoral, de la casi obsesión del gobierno por seguir de cerca los movimientos en el mercado de divisas, los aumentos (por mucha demanda) de las cotizaciones del dólar marginal y el "contado con liquidación" (para "fugar" dólares mediante compra local y venta afuera de bonos nominados en esa moneda).

Para hacerla un poco más clara (y simple). La cuestión pasa por definir cuánto de las utilidades empresarias del año pasado podrá capturar la ANSeS (para pagar AUH, por ejemplo, que para eso se usa, en los papeles, esa plata), y de cuánto dispondrán las empresas para especular o eventualmente fugar.

Al tema le agrega un condimento extra la intención de la CGT de que el 10% de las utilidades se repartan entre los trabajadores. Sindicalismo que no será internamente democrático, no tendrá mecanismos de alternancia de cargos, no será muy transparente en sus procedimientos, querrá evitar que los gremios se democraticen y que cada trabajador pueda elegir a qué organización sumarse, etc., pero a la hora de pelearle las cajas a las grandes empresas en beneficio de sus representados no duda en poner el cuerpo.

jueves, 28 de abril de 2011

Las "ventajas" de un tipo de cambio flexible


En Argentina, la política de tipo de cambio post-convertibilidad es de flotación administrada.
La cotización del peso contra el dólar no es fija, pero las intervenciones del BCRA hacen que se mueva en un marco de previsibilidad. Siempre, con tendencia al alza.

Podríamos decir entonces que tenemos un tipo de cambio fijo, con devaluaciones periódicas (que tienden a ser menos bruscas cada vez).

Esto, se supone, alienta expectativas inflacionarias. Un contrato de largo plazo lleva implícita la indexación. Porque el que lo firma, ya sabe que habrá una devaluación más o menos previsible.

Las alzas de precios llevan aparejadas, incluso, la correspondiente indexación de los ingresos. Todos los precios (incluidos los salarios) se mueven en un marco previsible de un 22% anual +- 2/3 puntos.

El cuadro de situación internacional, mientras tanto, es el siguiente:
Las políticas expansivas de la FED (ratificadas ayer) hacen que el dólar se devalúe frente a todo. Sube el precio del oro, de los commodities agrícolas, del petroleo, del euro, etc. Medidos en dólares.
Quiere decir esto que por la alta aceptabilidad que tiene el dólar a nivel mundial los demás países del mundo absorben la inflación (en dólares) que genera la autoridad monetaria estadounidense, ya que por más bajas que sean las tasas de interés y por más que el billete verde se devalúe, la demanda mundial de dólares no se deteriora, ni por los particulares, ni por los bancos centrales (que atesoran dólares, mayoritariamente, como reserva).

Quedémonos con esto: se devalúa el dólar frente a otras monedas, y frente a los bienes que se comercializan. Hay inflación en dólares.

Muy bien, entonces, ¿cuál sería la forma más eficaz con la que contaría un país (su autoridad monetaria) para "blindar" los precios internos de las fluctuaciones de la moneda yanqui?
Flexibilizar el tipo de cambio.

Con tipo de cambio flotante, las presentes devaluaciones del dólar se plasmarían en su cotización en pesos. El  peso, al volverse más caro, absorbería el traspaso a precios internos del alza de precios en dólares.
En otras palabras, en lugar de subir los precios, directamente subiría la cotización del peso. Los precios subirían igual (en dólares), pero sin alterar la sensible psicología de consumidores, productores y comerciantes. Dicho (todo esto) muy simplificadamente.

Espectacular. Ahora, realmente, ¿cuál sería la diferencia? Quiero decir: ¿qué se gana con este tipo de política "anti-inflacionaria"?
Solamente se evitaría una inflación nominal en pesos, pero no la inflación (importada) en dólares, de manera que el problema de la apreciación real cambiaria no quedaría resuelto.
Peor aún, quedaría menos margen para operar, ya que la política cambiaria quedaría anulada, totalmente dependiente del comportamiento de la oferta y la demanda de dólares (que la maneja Bernanke) .

Por ahora (solamente por ahora) el señor de la foto tiene la manija (aunque no tanto como si se dejara flotar la moneda sin intervenir).

miércoles, 27 de abril de 2011

Expectativas económicas


Ámbito difunde el IGEE que es un índice de expectativas económicas basado en encuestas. Lo hacen entidades fuertemente oficialistas, como la Escuela de Negocios de la UCA y TN Gallup.

El índice está en su máximo histórico. Cosa que sorprende en buena medida, debido a que estamos en un año electoral, y una circunstancia como esa suele generar zozobra, incertidumbre, temor y demás. No afectan, sin embargo, (estos sentimientos) las expectativas de los argentinos. Al menos, según los resultados del IGEE.

Pero el dato más llamativo del estudio se basa en que las expectativas positivas aumentan a medida que se desciende en la pirámide social.
Más claro: los pobres tienen mejores expectativas en cuanto a lo económico, que las clases medias y altas.

Todavía no avizoran (pobres, en el doble sentido de la palabra) que el modelo inflacionario es altamente regresivo, que los perjudica decisivamente, y que sería mejor combatir la inflación con medidas tradicionales, ortodoxas, efectivas, como la reducción del gasto público, la mayor apertura económica, la suba de tasas de interés, menor emisión de moneda y congelamiento de salarios ("políticas de ingreso").

Esa ceguera intrínseca sería la causa fundamental, afirman los expertos, de que suelan ejercer el derecho al voto con tan baja calidad.

Dejando de lado los sarcasmos, me parece que sobran los indicios como para buscar explicaciones más razonables para el fenómeno inflacionario. Con el objetivo de contenerlo en un contexto económico en el que la suba de precios es apenas un elemento, y ni siquiera el más determinante.
Acá, con suerte dispar, hice algún esfuerzo en ese sentido, cosa que significó casi invariablemente que se me tildara, por lo menos, de cómico.

Pero no soy yo, es la realidad la que (no sugiere sino) obliga a repensar el tema. Alguna vez, Llach lo intentó (y lo comentamos), pero no encontró eco entre "correligionarios" que siguen repitiendo el discurso convencional sin detenerse a confirmar las cualidades explicativas del mismo.

martes, 26 de abril de 2011

La "caída" del superávit comercial



Dicen los expertos (ahora) que esto se debe al enfriamiento de la demanda de dólares, provocado en gran parte por las trabas a las importaciones. Sumado a que la oferta de dólares aumenta porque en marzo y abril suele incrementarse la liquidación de parte de exportadores.
Debemos esperar, entonces, un fuerte incremento durante marzo y abril del superávit comercial. Ese mismo que en enero encendió luces de alarma porque había bajado 58% respecto del 2010.

La frase corresponde a una entrada en este blog del 12 de marzo de 2011, momento en que los periódicos hacían turbias elucubraciones acerca del futuro argentino, ahora que el superávit comercial "se evaporaba".

De no haber sido por esas turbias elucubraciones, Clarín no tendría hoy que publicar (lejos de tapa, cosa que también vaticinamos) que el "superávit comercial cayó 9,5% en el trimestre".A ver, después de dos meses de grandes caídas, que la suma de los tres meses dé -9,5% es un dato más positivo que negativo. Aparte de que sigue siendo superávit ("apenas" de 1788 millones de dólares).
Ahora, cómo van a hacer para dibujarla en abril? Por ahí haciendo hincapié en lo jodido que es que caiga el crecimiento de las importaciones (tales son los giros lingüísticos que exigen las malas noticias macroeconómicas, hoy).

La cuestión de fondo es que este año tampoco van a faltar dólares, ni vamos a perder reservas, ni nada de eso.

lunes, 25 de abril de 2011

Inflación en dólares, precios internos y tipo de cambio: comparaciones rápidas


A la modificación de precios relativos que hace que los commodities agrícolas y otras materias primas suban en el mercado internacional más que lo que suben las manufacturas, se la suele llamar "viento de cola".
Es que, justamente, la mejora de los precios de lo que exportan los países emergentes hace que también mejoren sus perspectivas de crecimiento.

Existe una discusión, mientras tanto, de si estamos ante un fenómeno coyuntural (promovido por las bajas tasas de interés en los países centrales que hacen que capital especulativo se vuelque masivamente a operar en los mercados de futuros de commodities, cosa que terminará ni bien los países centrales comiencen a subir sus tasas de interés), o si se trata de un cambio estructural, de una modificación en los patrones de acumulación del capital (basado en la incorporación al consumo de proteína animal de amplias capas de población en países en vías de desarrollo).
Puede estar operando una conjunción de ambos factores.

La cuestión es que en todos los países emergentes se manifiesta el fenómeno de la apreciación real de sus monedas o, lo que es lo mismo: la inflación en dólares.

En Argentina, la inflación es evidente. Algo más de 20% anual (en pesos). Al medir la inflación en dólares, sin embargo, el efecto de la suba de precios en pesos se ve mitigado por la depreciación nominal del peso frente al dólar, de alrededor de un 5% el último año. Es decir, la apreciación cambiaria real (o inflación en dólares) es igual a la inflación en pesos menos la suba del dólar.

En otros países emergentes el fenómeno se da de distinto modo. Brasil, por ejemplo, tiene una relativamente baja inflación en reales que pronostica un 6% anual. Pero a este valor se suma el efecto del tipo de cambio nominal, que es el contrario al que se ve en Argentina. Porque el Real, a diferencia del peso, se aprecia en relación al dólar (como política anti-inflacionaria, incluso). A razón de un 10% anual. O sea, la inflación en dólares es igual a la inflación en reales más la baja del dólar.

Vemos, así, comparando sólo dos países, primero cómo el mundo subdesarrollado se ve obligado por la circulación del capital a absorber internamente la inflación que genera principalmente EEUU, y que exporta al resto del planeta.
Después, cómo el manejo de variables como inflación interna y tipo de cambio nominal (y consecuentemente tasa de interés nominal) es la forma en que los países intentan administrar de la manera menos nociva posible la apreciación cambiaria, es decir, la inflación en dólares. Con distintas estrategias que pueden tener aspectos positivos y negativos según el caso, de forma aleatoria.

Un corolario importante es la correlación que hay entre el tipo de cambio nominal y la inflación. De modo que, en los países emergentes, al que le suben los precios es porque maneja el tipo de cambio al alza, y al que quiere que no le suban los precios le baja mucho el tipo de cambio.
El efecto es casi neutro. Y la tendencia inevitable es la apreciación real.

Hilando un poco más fino, tomamos datos de esta nota de Jorge Castro en Clarín.
En la que se dice que los precios de los alimentos, en todo el mundo, muestran una variación que casi duplica el índice general de precios. Por ejemplo, en China mientras el índice general de precios crece a 5,4% los alimentos aumentan en torno al 11,7%. O en India, mientras la inflación es de 9% los alimentos aumentan un 17,5%.
Es decir, la suba en alimentos en promedio duplica la suba general de precios.

La preocupación por los precios de los alimentos que empujan los índices de precios tiene alcance mundial.

El punto pasa, entonces, por ver cómo se opera una indexación de ingresos en relación con los índices de precios. Digamos, el parámetro utilizado para aumentar salarios suele ser el índice general de precios, y no el comportamiento de los precios de alimentos y bebidas exclusivamente.

De manera tal que aquellos hogares en los que el consumo de alimentos pese más, por tratarse de hogares con menor ingreso per capita, con una inflación general baja, pero con alimentos y bebidas duplicándola, sufrirán un impacto mayor.

En cambio, si la suba de alimentos y bebidas corre más pareja con el índice general de precios sería esperable que los ingresos (salarios) al no quedar retrasados respecto del índice general de precios tampoco lo hicieran respecto de los precios de alimentos y bebidas.

Un aspecto que sirve como ejemplo de la situación de apreciación cambiaria real por inflación que vive Argentina es el dato de que ciertos no transables (como el estacionamiento o la peluquería) aumentan más que el promedio de precios. Alguna vez comentamos una nota de Clarín al respecto.

Dentro de la generalizada mala noticia, entonces, de que se produce una apreciación cambiaria real, podemos rescatar al menos que si los no transables aumentan más que los transables entonces el salario (que es un no transable) en líneas generales no está perdiendo en la carrera contra los precios.

sábado, 23 de abril de 2011

Vendiendo humo


Macri, a través de Sturzenegger, y con difusión de Clarín, lanzó el bosquejo de una serie de decisiones en materia económica que podrían pensarse a futuro como la tentativa de un plan.

Lo primero que hay que señalar es que la situación cambiaria les preocupa. Y dicen que no aguanta más allá de fines de 2012 (a lo sumo 6 meses más).
Como con otras situaciones, el desenlace es pateado para adelante en las predicciones (múltiples veces fallidas). Siempre estamos en vísperas, de las vísperas del final.
El efecto termina siendo el del cartel que lucía cualquier almacén de barrio hace unos 20 años: "hoy no se fía, mañana sí".

Pero señalar estas inconsistencias se vuelve demasiado fácil ya. Así que vamos a ver algunas otras cositas.

Plantea Sturzenegger: habrá que corregir el dólar (devaluar). Al mismo tiempo, planea bajar la inflación a un 9% en un año (dos cosas que, a priori, podría pensarse que van en direcciones opuestas). Sin recortes de subsidios ni aumentos de tarifas. "La macro no necesita de un ajuste fiscal".

Y eso que se financia con la ANSeS y las transferencias del Banco Central (ejem).

Para bajar la inflación, sostiene, la medida fundamental es ralentizar la emisión monetaria. La emisión es el "combustible", dice, que necesita el aumento de precios para producirse.
Muy lindo. Pero... ¿cuál es el canal por el cual la emisión monetaria se traduce en aumentos de precios?
No cierra que el actual presidente de un banco como el Ciudad y ex-funcionario de economía en la época de la Alianza (cuando la inflación era 0 en el mejor de los casos) crea en la viabilidad de frenar la inflación operando directamente sobre las cantidades de dinero.

Descartado entonces que consideren que el canal por el cual los excedentes de emisión se trasladan al circuito del aumento de precios sea el gasto público, queda por enfocar la política de ingresos. Que, casualmente, no se nombra en la entrevista ni siquiera usando el eufemismo mencionado.

Entonces, sería bueno poder preguntarle a Sturzenegger: si, como promete, en diciembre de 2012 tendremos una inflación de 9% anual, ¿qué pasaría entre marzo y junio de 2012 (de 9 a 6 meses antes), que es la fecha más o menos en que se cierran las paritarias?

A lo mejor, de tanto hablar del "combustible" de la emisión se entusiasmaron con el humo y empezaron a distribuirlo generosamente. Atenti de no comprar.

viernes, 22 de abril de 2011

Drástica reducción de la pobreza

Según Clarín de hoy, la universidad católica argentina sostiene que la pobreza triplicaría la señalada por el INDEC, y ascendería realmente al 29,6%.

Teniendo en cuenta que esta misma universidad decía en agosto de 2009 que la pobreza ascendía a casi el 40% de la población, y (en tandem) la iglesia católica convocaba a dar una lucha contra este flagelo, habrá que decir, en favor del Gobierno, que las políticas implementadas (sean éstas cuales fueran) han dado resultados extraordinarios, ya que en un año y medio la pobreza se redujo en más de 10 puntos.

Record histórico y mundial.

Necesidad y urgencia

Montenegro, a la cabeza de las críticas

Asistiendo a un nuevo capítulo del tópico (semi) opositor "no está mal pero...", escuchamos durante estos días una crítica a la decisión de incorporar representantes del Estado en los directorios de las empresas, acorde al porcentaje de acciones que tiene ANSeS en el FGS.

La crítica consiste, ya que no en el fondo de la cuestión, en la forma. Precisamente, a que se haya hecho por DNU.
Mejor hubiera sido (dicen) que pasara por "trámite parlamentario". El Congreso.
No había en este caso (agregan) necesidad y urgencia.

Y es cierto, a los ojos de Techint, y de los representantes políticos que se ponen al frente de la defensa de sus intereses, no había necesidad ni urgencia. Sino todo lo contrario.

El DNU, instrumento constitucional, deberá ser refrendado o rechazado en el Congreso (ambas cámaras) de modo tal que es falso que el Congreso no tenga injerencia en el tema.
Pero la diferencia radica en los tiempos.

El "trámite parlamentario" famoso hubiera implicado un envío de un proyecto de ley que, independientemente de que en un año electoral estos despachos suelen demorarse más, hubiera significado un espacio de tiempo lo suficientemente importante como para que los "afectados" (y en este caso centralmente Techint) pudieran adoptar medidas preventivas, que en este asunto podría sospecharse que podrían implicar la elusión de cuantiosos fondos. Incluso, ante un DNU el lobby suele ser menos efectivo que en el "debate parlamentario", razón por la cual los lobbystas suelen tener predilección republicana por el segundo.

La sanción de un DNU, por el contrario, da vigencia a lo resuelto con fuerza de ley, al menos hasta tanto el Congreso (los legisladores) decida que no debe ser así.

La diferencia, entonces, es de tiempo. Que para Techint, por esta vez, vale por ahí un poco más que el oro.
Se entiende, entonces, que consideren que no hay necesidad ni urgencia. Para ellos.

La cosa toma más consistencia, sin embargo, cuando el que aborda el tópico es alguien que paralelamente te "corre por izquierda" diciendo que el Gobierno durante años hizo anti-dumping a medida de Techint, y lo defendió ante Chavez, en el tema Sidor, y no sé qué otras cosas más.
Es gente que pide que se haga la revolución socialista. Ya. Pero por "trámite parlamentario".

jueves, 21 de abril de 2011

No era que iban a devaluar?


El Banco Central de Brasil decidió volver a subir las tasas de interés, esta vez hasta el 12%.

Lo que los preocupa es la inflación, que en el primer trimestre del año acumula un 2,44%, lo cual los hace desistir, resignados, de cumplir este año con la meta de 4,6%.
En el último año (es decir, marzo 2010-marzo 2011), la inflación en Brasil suma un 6,3%. Y acelerando. Se estima que este año (enero-diciembre) podría llegar al 7% si mantiene el ritmo.

La cuestión es que otra vez las autoridades brasileras vuelven a utilizar la tasa de interés de referencia, y el tipo de cambio real, como variable para mantener la inflación baja (no del todo eficientemente, en estos últimos meses, por la influencia de factores externos).

A la receta ortodoxa le falta, por ahora, una "política fiscal" más adecuada. Digamos, entre nosotros, un recorte del gasto público mayor al ya anunciado, que incluso creeríamos que debería focalizarse (según parámetros ortodoxos, repetimos) en tres aspectos: obra pública (motorizada por el Programa de aceleración del crecimiento; suena la palabra "aceleración", no?), pero principalmente en los dos pilares de la política de ingresos: el salario mínimo, y la asistencia social (en que sobresale el programa "Bolsa de Familia").
Las apariciones públicas de los asesores todo terreno que existen en todas partes del mundo eludirán seguramente hacer mención concreta. Se limitarán al lacónico "políticas de ingreso". Lo otro (congelar salarios, etc.), se sabe, tiene mala prensa. Igual que acá.

Esto recomendarán (si no lo hacen ya) los analistas más ligados al sector financiero (eufórico, seguramente, con la suba de tasas y envalentonado para pedir más).

Los que no están nada contentos son los lobbystas de la FIESP, la corporación industrial paulista más conocida. Es que para el sector productivo es una nueva demostración de que en Brasil saldrá cada vez más caro producir, y más difícil, por ende, competir con las producciones de otros países.
Los industriales paulistas son allá un factor de poder tradicional y muy fuerte (el más fuerte). Una especie de Techint, multiplicado por mil. Quiero decir, tienen unas espaldas que la industria argentina no tiene.

De este lado de las cataratas, mientras tanto, quienes se entusiasmaban hasta hace poco con la posibilidad de que Dilma devaluara (para mandarnos al tacho a los argentinos) tendrán que seguir esperando, tal vez un milagro.
Es que las autoridades económicas del Brasil tienen prioridades más urgentes que las elecciones de octubre.
Fernández Canedo, sin embargo, insiste. Cabeza dura el gallego.

De todos modos, queda claro que "luchar contra la inflación" tiene sus costos. No vayan a creer que es tan fácil.

miércoles, 20 de abril de 2011

Ahora dicen que aumenta la deuda pública


Algún gran pensador anda haciendo campaña por ahí diciendo que los indicadores económicos en los tres años de Gobierno de CFK son negativos (todos).

Entre ellos, señala (quien hasta hace poco decía que no había que pagar deuda con las reservas del Banco central, sino pedirle plata al FMI) el "crecimiento del endeudamiento". Raro, de por sí, que un confeso admirador del menemismo remarque con preocupación el crecimiento del endeudamiento, siendo que en aquellos años era considerado casi un fenómeno virtuoso.

Más allá de eso, el problema radica en que encima es falsa la apreciación.

Lo que aumentó entre diciembre de 2009 y diciembre de 2010 es el stock de deuda pública, que pasó de 147.000 millones de dólares a 164.000 millones de dólares.
El motivo principal de este aumento es la incorporación de 11.000 millones de dólares del canje de deuda. Es decir, se normalizó una deuda que estaba irregular (pero existía igual, y había sido contraida en aquella época de endeudamiento gracioso). En realidad, se normalizó un monto de unos 20.000 millones de dólares, que con descuentos de capital, pero actualización de intereses, terminó siendo de 11.000 millones de dólares.

O sea que el incremento en el stock de deuda fue apenas superior a la deuda normalizada que empezó a computarse nuevamente (porque mientras está irregular se la computa aparte, no en el stock de deuda).

En cambio, si comparáramos la deuda total  (es decir, la suma de la que está normalizada y la que no) de diciembre de 2009, con la de diciembre 2010, nos daría los siguientes guarismos:

Diciembre 2009:  176.927 millones de dólares
Diciembre 2010: 175.549 millones de dólares (de los cuales solo 11.218 millones permanecen sin canjear, en manos de los hold-outs, que eligieron seguir sin suerte la vía judicial).

Pero como el stock de deuda no dice gran cosa sino que lo que importa es su valor relativo, conviene utilizar alguna ratio para determinar el "peso real" de la deuda.
La ratio deuda regularizada/PBI, por ejemplo, a diciembre de 2010 es de 45,8%. Contra 48,8% de un año antes.

Digamos, como porcentaje del PBI la deuda pública no creció sino que encima bajó (a pesar del incremento nominal en el stock).
Si a eso le sumamos que mucha de esa deuda ha pasado a ser intra-estado (incluyendo en lugar principal al BCRA), lo cual permite un margen mayor de ajustes de variables para volver los pagos más manejables, llegamos a la conclusión de que hablar de "incremento del endeudamiento" es lisa y llanamente una estupidez.

Coherente con la media del discurso de quien lo dijo, por supuesto.

Supongo que no será difícil adivinar de quien se trata.

El superávit fiscal y las transferencias del Central


En la entrada anterior hablábamos de la existencia de dos elementos monstruosos que venían sirviendo para sostener el superávit fiscal primario (siempre) y el financiero ( a veces). A saber: los ingresos de ANSeS y las transferencias del Banco Central.

Si la inclusión del primero en las cuentas es muy fácil de justificar aún en un marco ortodoxo de pensamiento, no pasa lo mismo con el segundo.

Porque, básicamente, puede resultar equivalente a la monetización del déficit. Es decir, si al Estado no le alcanza la plata que recauda se financia con emisión del Banco Central.

Bien, la forma en que el kirchnerismo ha sabido justificar esta mecánica es a través del uso de lo que son las utilidades del Banco Central. Digamos, en el ejercicio 2010 el banco fue obteniendo réditos por su funcionamiento, y las utilidades limpias que le quedaron pueden ser ahora distribuidas entre sus dueños, como ocurre en cualquier empresa.
En este caso, el único beneficiario es el Tesoro Nacional.

Casi que la ampliación de pasivos del banco que se transfieren al Tesoro (los billetes circulantes se cuentan como un pasivo del Banco Central) son equivalentes a la ampliación de activos que le significó el ejercicio anterior.

Desde la óptica dominante esta mecánica suma nuevas presiones sobre los precios, de modo que a los ojos de los analistas es una parte importante del "impuesto inflacionario" que financia al Tesoro para seguir acelerando el gasto.

En alguna oportunidad, en medio de una discusión alguien planteó que estos recursos (las transferencias del Central) no eran genuinos. Que en todo caso, si el Tesoro quería hacerse de recursos excepcionales era más lógico que siguiera la operatoria corriente: lisa y llanamente, cobrar un impuesto nuevo (que era lo que indirectamente se hacía).
La idea era, justamente, demostrar por el absurdo práctico (la casi nula viabilidad política de crear un nuevo impuesto con recaudación de magnitud), que era necesario moderar el gasto. Recortar, ajustar.

El problema, en ese razonamiento, es que no podemos salir de la lógica ortodoxa. La relación ingresos-gastos del Estado, en ese marco, operaría contracíclicamente.

Supongamos la situación: en un proceso de expansión del sector privado, el Estado casi imposibilitado de absorber recursos vía impuestos significativos para sostener su gasto, debería moderarlo (al gasto), con el fin de compensar la expansión, y no sobrecalentar la actividad, para que esto no redunde en aumentos de precios.
Paralelamente, en el Banco Central se generaría una especie de stock anticíclico. Se acumularían reservas sin que ésta acumulación tuviera un correlato en la circulación monetaria. Y sin intervención sobre el mercado cambiario es posible que se convalidaría una apreciación del peso.

Ahora bien, ese proceder sería exactamente inverso a la idea de actuar procíclicamente sobre el crecimiento que mantiene la conducción económica actual en la Argentina. Con amplia tolerancia al alza de los precios (20% anual), y con acciones para contenerlos (para que no se "descontrolen" o "desborden") que se inscriben entre las que podríamos llamar de intervención directa. Que pueden ser más o menos eficientes. Es otro tema para charlar largo.

En todo caso, la lógica de las transferencias del Central para financiar gasto público parte de la previsión de crecimiento de la economía, apuntalada justamente por este tipo de decisiones.
El objetivo es no detener el crecimiento. Por eso, más que por otra cosa queda descartada de plano la opción del impuesto o del recorte.
Porque el crecimiento brinda margen para la intervención estatal virtuosa (aunque no la garantiza), y porque los stocks están para liquidarse y convertirse en aceite para los engranajes de la maquinaria.

El comportamiento de la creación de empleo es un buen elemento al cual subordinar todo lo demás, y mientras éste de positivo los ajustes a hacer serán menores.

martes, 19 de abril de 2011

El superávit fiscal y la plata de los jubilados


La Argentina tiene desde hace bastante tiempo y con pocas excepciones de interrupción, superávit fiscal primario. Esto es: ingresos corrientes (impuestos) - gastos corrientes; si el saldo es de número positivo es superávit, si es de número negativo es déficit. O sea, al fisco argentino, por lo general, ingresa más plata de la que sale.

Los pagos de intereses de deuda pública no se computan en este ítem, sino que al saldo obtenido en la cuenta anterior se le resta la suma de intereses. Si el saldo es positivo hablamos de superávit financiero; si es negativo es déficit. En este aspecto la suerte del fisco argentino ha sido más variada.

A esto después se agregan los pagos de vencimiento de capital de deuda, para cubrir los cuales el Tesoro ha debido endeudarse invariablemente.

Pero vamos a centrarnos en el superávit primario. Porque está generando algunas discusiones.

Se dice desde algunos años que de no ser por el aporte de la "plata de los jubilados" las cuentas públicas serían deficitarias. Sería cierto.

En algunos momentos, la recaudación de seguridad social y las transferencias del Banco central han sostenido y sostienen la robustez de las cuentas públicas, cosas que, junto con el pago con reservas internacionales de vencimientos de capital de la deuda pública, evitan que el Tesoro tenga que hacer nuevas emisiones de deuda en los mercados voluntarios o pida prestado a organismos internacionales (pago simultáneo de comisiones mediante para entidades financieras intermediarias).

En esta línea de "pensamiento", la gente de la Fundación Pensar (poco) considera que el uso de estos recursos para engrosar la recaudación son un signo, entre muchos otros, de que el "modelo" está "agotado".

Bien, primero hay que decir que la trampa nace cuando se habla de "plata de los jubilados". La recaudación de ANSeS involucra la cobertura de todos los aspectos de la seguridad social, y no solamente de las jubilaciones. También asignaciones familiares, por ejemplo, etc.

Y los ingresos  de ANSeS, por otro lado, no se componen solamente de los aportes jubilatorios de los trabajadores activos, sino que también incluyen los aportes patronales (exceptuado lo destinado a obra social del trabajador), el resto de los descuentos de los salarios, y recursos provenientes de rentas generales (parte de la recaudación de IVA, parte de la recaudación de Ganancias, impuesto a los combustibles). Completan la lista, los rendimientos de las inversiones que las AFJP habían hecho y que se administran a través del FGS.

Las obligaciones que paga ANSeS, por su parte, se incluyen en la cuenta fiscal, en el rubro gastos corrientes.
O sea que se restan, junto a los otros conceptos de gastos (salarios de empleados públicos y docentes, mantenimiento de infraestructura, obra pública, subsidios y gastos de capital, etc.) a lo recaudado por impuestos para obtener el resultado primario.

Entonces, no se entiende cuál sería el argumento para dejar fuera esta vía de ingresos (los recursos obtenidos vía ANSeS) de la cuenta. Solamente las ganas de que exista déficit primario para "confirmar" el "agotamiento del modelo", no es una respuesta válida.

Más adelante nos ocuparemos del otro ítem controvertido: las transferencias del BCRA.

El Normal 7: un ejemplo de marketing PRO


El Normal 7 es un tradicional colegio de la Ciudad de Buenos Aires. Del barrio de Almagro, más precisamente.
Tan tradicional como que este año cumplió los 100.

Durante bastante tiempo la comunidad educativa mantuvo un reclamo que, por tratarse del tema del que se trata, podríamos llamarlo histórico sin caer en exageraciones: pedían un nuevo edificio, que supliera las falencias del tradicional, y que permitiera albergar en condiciones aceptables tanto al Normal, como a otras instituciones que funcionan también allí.

Las obras, iniciadas en enero de 2006, no habían sido nunca finalizadas. Lo cual exacerbó los reclamos.
Pero, aprovechando el "Centenario" del Normal, la administración de Mauricio Macri, a través del Ministro de educación Esteban Bullrich, y en el marco de un conflicto bastante difundido sobre el estado de los establecimientos educativos porteños, decidió ponerse a trabajar para satisfacer esta necesidad y llevar a cabo la "reparación histórica": inaugurar un nuevo edificio (sobre la calle Humahuaca, "detrás" del antiguo, que queda sobre Corrientes) con todas las comodidades para albergar al Normal 7, los Comerciales 25 y 8, y darles un espacio propio al Instituto terciario y los niveles inicial y primario, con los que el Normal compartió siempre espacio.

La citada inauguración se llevó a cabo en enero de este año. Si bien algunos miembros de la comunidad educativa presentaron reparos, los mismos pasaron casi inadvertidos ante la mayoría de los interesados. La obra se inauguró. Macri cumplió con lo que se reclamó durante tanto tiempo.
No faltó un spot publicitario, que actualmente se puede ver en youtube , en que una rectora, una vicerrectora y una ex-rectora de los establecimientos, al borde de las lágrimas y con música de fondo, agradecen por este "sueño cumplido".

El tema es que casi dos meses después de iniciadas las clases el edificio adolece de una variada gama de problemas, que ponen en cuestión incluso el normal desarrollo de la cursada.
Por ejemplo, se está operando sin línea telefónica en el edificio nuevo. Sí, sí, el Colegio, hoy en día, no tiene teléfono.
Tampoco hay conexión a  internet.
Otra cosa que presenta inconvenientes son los ascensores, detalle edilicio que fue promocionado (su inclusión en las obras) como símbolo de la modernidad del edificio. Actualmente no cumplen con los requisitos de habilitación que el propio gobierno de la Ciudad maneja, y serían pasibles de clausura de hacerse inspecciones que cumplieran con los standares. 
Otros detalles impiden que se extienda el final de obra: no se llevó a cabo la "prueba" de la caldera, no hay toma corrientes suficientes, falta instalar la protección de las ventanas (fundamental en una escuela primaria), la bomba de agua no funciona adecuadamente y se cortaba el suministro de agua hasta que se hizo una conexión provisoria, el sistema anti-incendio tiene varias falencias: las mangueras no alcanzan para toda la superficie del edificio, los extintores no cuentan con habilitación y es probable que no funcionen.
Hay algunas cositas más como que no tiene timbre (el final de hora lo anuncia una mujer por un altoparlante) ni mástiles para la bandera.

Con un estilo bastante parecido al verificado en la reinauguración del Teatro Colón, de modo que ya se hace más difícil hablar de problemas de gestión para que cobre fuerza la hipótesis de que existe una línea de conducta y una estrategia planificadas, se recurrió al evento marketinero para hacer un gran anuncio; usando términos rimbombantes para provocar la sensación de que la tarea prometida estaba cumplida. Después del evento, sin embargo, los interesados pasan a descubrir que las falencias son tales que casi anulan las supuestas bondades que aporta la obra.
Tarde, tal vez, para contrarrestar el impacto comunicacional que convenció definitivamente a algunas personas de que la obra, efectivamente, estaba terminada. Durán Barba justifica, así, su asesoría permanente.

Las cuestiones narradas, mientras tanto, han puesto en pie de guerra a la comunidad del Normal 7.
Ya hay prevista (se ultiman detalles organizativos) una conferencia para explicar la problemática, en la Legislatura porteña. Con apoyo de los bloques de la Coalición Cívica y los cercanos a Proyecto Sur.
Hasta ayer, en los pasillos del Normal, algunos docentes se preguntaban extrañados por la ausencia de "los del bloque K".

lunes, 18 de abril de 2011

El kirchnerismo y su relación con los grandes capitales


La sucesión de acontecimientos siempre brinda una posibilidad de ir pensando (sobre la marcha) en cosas más trascendentes.

Hace tiempo (no mucho) una de las cuestiones que se discutía era la relación tormentosa que el kirchnerismo tenía con algunos grupos de poder, que podríamos llamar "tradicionales" o "concentrados" en materia económica.

Recordamos cierto parecer célebre, según el cual el kirchnerismo era aborrecido por, digamos, la gente de AEA o cierto sector de la UIA, o las organizaciones patronales agropecuarias, por haberles "tocado los símbolos".

Suele ser además un tópico bastante aceptado que las grandes empresas de cualquier sector están haciendo negocios "como nunca" en la Argentina, sin que el proceso político inaugurado en 2003 haya colocado demasiados obstáculos a tal situación, sino que por el contrario se ha manifestado como un facilitador de tal agigantamiento de los beneficios empresariales.

Desde la conjunción de esas interpretaciones podría pensarse por ejemplo que la decisión de hacer valer los derechos políticos en los directorios de las empresas, derivados de la tenencia de acciones, que en estos días tomó el Ejecutivo en relación a la cartera de inversiones de la ANSeS es casi una conducta extemporánea, o por lo menos sin vínculo directo con ninguna estrategia razonada, sino simplemente un "paso correcto" dado desde un lugar en que no suelen darse esos pasos.

Se inscribe en el campo de la excepcionalidad de cierto artículo de la ley de medios, o la reestatización de los fondos que administraban (mal) las AFJPs.

La visión que tenemos acá es otra, totalmente.
El kirchnerismo nunca ha puesto en cuestión los mecanismos de acumulación de capital sobre los que se asienta el sistema capitalista.
Este hecho, sumado a la prosperidad lograda por la conjunción de buenas oportunidades provenientes del ámbito externo y una serie de acertadas decisiones que potenciaron en algún caso, no entorpecieron en otros, y obstaculizaron coherentemente en los restantes las derivaciones de ese contexto favorable, ha dado la sensación de que nada ha cambiado en estos años (ni se intentó tampoco hacerlo cambiar) en la estructura económica nacional.

Y los cambios son, hay que decirlo, no todo lo palpables que sería necesario que fueran, primero para la corrección de inequidades históricas, y después para que sean percibidos masivamente de manera incontrastable.

Sin embargo, la postura mencionada (tema directorios-ANSeS) se inscribe en algo para lo cual el kirchnerismo mostró un atisbo de posicionamiento ideológico y estratégico, que es la disputa por la libre disponibilidad de las utilidades empresariales.

Todo el esquema económico está asentado sobre este pilar, que es ideológico y que no puede entenderse sin aceptar la existencia real del sistema capitalista como dominante en el ámbito de la generación de riquezas.
Pero el tema adquiere volumen cuando se trata de ver quiénes y con qué criterio y en qué marco de libertad pueden disponer de los excedentes de la economía.

Tal vez, la imposibilidad de ver el cuadro completo esté dada en la aceptación de un dato real pero no todo lo significativo que se cree: el crecimiento de la facturación de las grandes empresas.
Pero no dice nada eso, si no sabemos qué se puede hacer con esa facturación, cuánto de eso queda disponible para distribuir entre accionistas, y cuánto se puede "dibujar" en el balance para ni siquiera compartirlo con los accionistas minoritarios, cuánto debe tributarse, cuánto se puede remesar a las casas matrices, cuán fácil es la toma de deuda en el exterior para cargar las diferencias a la cuenta de los desempleados con colaboración del banco central, etc.

En fin, una serie de cuestiones que complejizan mucho los pormenores de la disponibilidad de excedentes y los usos públicos y privados de los mismos, que hacen del kirchnerismo un elemento revulsivo más por factores reales que simbólicos.

Manolo da una visión interesante del tema. Cortita, pero ausente de todos los debates.

viernes, 15 de abril de 2011

Un afectuoso saludo a todos mis amigos franceses


Lamentable nota de I eco, en la que se arma una lista de intervenciones del Gobierno argentino sobre precios, y subsidios reparadores, del mercado interno, para compararla con la postura nacional (compartida con otros países emergentes) ante la propuesta francesa de regular el precio internacional de los alimentos.

Lamentable porque escamotea lo que es una de las cuestiones fundamentales de la discusión.

Francia pretende, con su propuesta altruista de defensa de los intereses de los países pobres africanos (no se rían), revertir el flujo de divisas que beneficia a los países exportadores de materias primas alimenticias, debido a los favorables términos de intercambio.

Argentina, después, con esas divisas que obtiene, decide intentar influir sobre su base productiva promoviendo desarrollo de actividades en detrimento de la rentabilidad de otras, y es por eso que regula precios internos y subsidia. Básicamente, además, porque es una decisión soberana: cada país puede fomentar internamente la producción que se le cante el orto (técnicamente hablando, desde ya).

Pero es un abuso de confianza (si no un intento de imposición imperial) que los países centrales les pidan a los emergentes exportadores de materias primas que les subsidien la importación de alimentos a los países centrales (y a los pobres africanos, por supuesto).
Si tan preocupado estás por lo onerosa que es la importación de trigo para Libia, subsidiásela vos que para algo sos rico. Y dejá que yo pueda usar las divisas que consigo en el mercado internacional para ver si me puedo diversificar productivamente, industrializarme, cosa que vos ya hiciste hace años (contaminando el medio ambiente, dicho sea de paso, que ahora yo que soy pobre te tengo que cuidar para que vos lo disfrutes).

Y todo esto, porque los tipos no quieren ponerse a intervenir sobre la parte del asunto que les genera flujos positivos a ellos, que son los movimientos de capital financiero. Pero, ¿por qué no se van un poco a la puta madre que los parió?, diría Timerman si no estuviera, justo, tuiteando.

En fin, lo dicho, si algún país decide declararle la guerra a la Argentina contará con el apoyo incondicional de Clarín.

Y para compensar un poco, un homenaje a esta admirable parisina

Dilema


Nos está obsesionando, parece, el tema de la CABA.

Resulta que el kirchnerismo tiene ganas de gobernar la ciudad. Cuenta con candidatos dispuestos a encarar la tarea, y la intención de voto no prevé un escenario demasiado quimérico para la posibilidad de ganar. Digamos, está entre los posibles resultados.

Para ello, empero, deberá pararse al frente de las disconformidades que los vecinos legítimamente manifiestan. Es una condición humanamente muy difundida ésta de pretender mejorar los standares de vida. Y en los niveles socio-económicos medios el inconformismo ante los límites marcados por las condiciones materiales se hace patente en actitudes políticas, o pre-políticas si se quiere. Pero el pedido de "auxilio" a las autoridades ante una adversidad o una insatisfacción se hace visible.

Sin convencer al demandante de que la fuerza política que respalda a determinado candidato puede resolver esas insatisfacciones, las posibilidades de ganar se estrechan.

Así es como se presenta un dilema político que no por permanecer en el "subsuelo" de lo debatido públicamente deja de existir.

Resulta irrisorio, a veces, plantear problemas como los que provocan protestas en los Colegios porteños por las condiciones edilicias. Irrisorio, digo, porque siempre puede aparecer alguien que conozca la realidad de determinada escuela rural en la provincia de Tucumán, por ejemplo, donde la ausencia de sofisticados sistemas anti-incendios no constituye problema ni reclamo alguno, debido a que las urgencias las genera apenas una lluvia y el barro que ésta genera.

Y es un dilema político importante, porque define si realmente los objetivos son los que se declaman.
Tanto la optimización del sistema de extintores automáticos en Almagro como la impermeabilización de un techo o la construcción de un contrapiso en Formosa se hacen con la misma materia prima: la guita.
Que se consigue solamente en el medio de pujas distributivas en las que algunos saldrán más beneficiados que otros.

Aunque sea mucho más complejo el asunto, podríamos reducirlo, a los fines prácticos, a la siguiente ecuación: para mejorar las condiciones infraestructurales de las escuelas del Noroeste, habrá que postergar las obras necesarias para mejorar el tránsito porteño. Porque los recursos ni son infinitos, ni se reproducen fácilmente. Son escasos, y casi nunca alcanzan para nada.

Acá pensamos que en estos 8 años de kirchnerismo se han hecho muchas cosas que son federalismo en serio (no el que reclama el socialismo santafesino cuando dice que su campo aporta más de lo que la provincia recibe de parte del gobierno nacional).
Corrigiendo mínimamente (que de eso se trata) inequidades estructurales que siguen siendo, sin embargo, inmensas. Para cuyo combate, aparte, se debe enfrentar prejuicios de todo tipo que van desde el mencionado concepto mentiroso de federalismo hasta una ideología de difusión internacional como es el ecologismo.

Ganar la ciudad constituye un desafío importante. El de conciliar la intención de resolver los problemas de los vecinos de la CABA (haciendo kilómetros de subte con plata del Tesoro Nacional, por ejemplo) con un  proyecto a nivel nacional (¿existe?) que intente corregir las inequidades estructurales entre las distintas regiones de nuestro país.

jueves, 14 de abril de 2011

Lindo tema para discutir


La Policía Federal es Nacional. Por nombre, obviamente. Por presupuesto, que lo paga el Tesoro Nacional. Por organigrama, digamos. Depende de un Ministro (una, en este caso) del Gobierno Nacional.

Brinda, sin embargo, servicio casi exclusivamente en la Ciudad de Buenos Aires. Que tiene un gobierno propio, autónomo. Que sin llegar a ser una Gobernación, tampoco es una Intendencia.
Sino una mezcla irreflexiva de ambas cosas. Al azar.
En esa ambivalencia, para el caso específico de la policía, le tocó (a la CABA) cualidad de Municipio. No tener policía propia, sino depender de la que organiza el estamento superior (la Provincia). Pero como la CABA es (casi) una Provincia, ya que se gobierna autónomamente pero, siendo una ciudad, no está integrada al territorio de ninguna provincia, la policía se la maneja el estamento superior, que en este caso (excepcional) es el estado Nacional.
Que no solventa (el estado nacional) ninguna otra policía que brinda servicio distrital, ya que todas las demás están a cargo de las provincias en las que tienen jurisdicción. Es parte de la autonomía (provincial) de la que carece la CABA (que para este caso, decíamos, le tocó cualidad de municipio).

Por eso, en una decisión también irreflexiva se le concedió la posibilidad de crear una policía propia. Que hasta hoy no tiene muy bien delimitada su jurisdicción. Compite en funciones con la Federal. Se solapan, alternativamente tanto para actuar como para excusarse.

Resulta, entonces, que el Intendente con dotes (algunos) de Gobernador de la CABA relanza el reclamo viejo de los autonomistas porteños, que, negociación mediante, ya se había zanjado con el permiso irreflexivo de que creara una policía propia. Pide (Macri) que le traspasen la Federal. No dice todavía, aunque se supone con mucho fundamento, si la quiere con plata o sin ella.

Amenaza con convocar a un plesbiscito (porteño) en el cual los ciudadanos porteños deberemos decidir si queremos o no que se nos extienda una nueva dádiva nacional, en detrimento de las demás provincias postergadas.
Y asusta con el plesbiscito, porque, se supone que los porteños no vamos a ser tan giles como para rechazar el nuevo regalito.

Ahora, si se va a decidir sobre cuestiones que afectan a las funciones de una fuerza nacional, que se solventa con presupuesto nacional, la decisión ¿no debería ser nacional? Plesbiscito.
Y que vote todo el país.

lunes, 11 de abril de 2011

Opciones


En estos tiempos de simplificaciones, en que todo colabora con la instalación de falsas dicotomías (la Constitución peruana, por ejemplo, ha colaborado en este caso), los peruanos deberán elegir entre el cáncer y el sida.

Así lo cree, al menos, el gran intelectual, recientemente galardonado por los mismos tipos que le dieron a Obama el premio nobel de la paz apenas unos meses antes de que le declarara la guerra a Libia y que pronto andará por la Argentina para cantarle las cuarenta a la dictadura kirchnerista en un acto de gran coraje, Mario Vargas Llosa.
Que calificó de esa forma tan expresiva a los candidatos Ollanta Humala y Keiko Fujimori.

Una verdadera lástima que los peruanos no hayan tenido la oportunidad de salir de la dicotomía y optar por algo más agradable como la arterioesclerosis, tal como hiciera, sin ir más lejos, el genial escritor Vargas Llosa.

Dos opciones distintas, imperfectas, particulares.


La actualidad mundial se caracteriza por una fuerte tendencia a la apreciación de las monedas de los países emergentes. A partir de las bajas tasas de interés que mantienen los países centrales, se genera un caudaloso flujo inversor de parte de unidades superavitarias, que salen a buscar buenas rentabilidades.

Hay dos países vecinos, emergentes, que responden de manera contraria al estímulo.

Uno, Argentina, en el que su banco central abandona deliberadamente su misión de "preservar el valor de la moneda (al alza, como pretende siempre el establishment financiero)". Emite pesos para comprar dólares excedentes y de esa forma intenta mantener un tipo de cambio más alto que el que decidiría el mercado actuando sin "intervención".
Esa voluntad redunda en inflación. Alta inflación que corrige parcialmente los efectos buscados: al ser la inflación más alta que en otros países, se pierde parte de la competitividad ganada con el tipo de cambio alto (artificialmente alto).
Los "inversores", esos que viajan buscando opciones con alta rentabilidad, pasan de largo de la Argentina, donde las tasas de interés reales son negativas (culpa de la alta inflación).

Otro, Brasil, hace lo contrario. Intenta retomar el rumbo de las metas de inflación (la inflación del 6% los preocupó y se proponen ponerla en 4,5%, tal es la meta del Banco central). Para ello colocan la tasa de interés en 11,25%. Una de las más altas del mundo en términos reales.
Por supuesto, los "inversores" que no son tontos, ven la oportunidad y no se amedrentan ante un impuesto (Brasil les cobra un impuesto a los "inversores" que, al lado de las grandes ventajas que les ofrece su macro les resulta insignificante). Invierten en Brasil. Cosa que, junto con la llegada de Obama para declarar la guerra en Libia desde Brasilia, provoca la envidia de todos los analistas "serios" de la Argentina. 
Obama y los inversores eligen Brasil.

Bueno, resulta que gracias a ésta preferencia, Brasil vive un proceso de apreciación cambiaria nominal y real que está poniendo en peligro la competitividad de su industria (que es mucho más fuerte, por historia y escala, en términos comparativos que la de Argentina).

Podemos los argentinos respirar un poco más tranquilos.
Una estrategia similar a la brasilera hubiera significado mucho más destructiva, tal vez, que lo que hasta ahora resultó en Brasil.
Hasta ahora, digo. El Presidente del BNDES parece que está empezando a vislumbrar la amenaza de efectos mucho más graves.
Por eso, cuando uno escucha a industriales argentinos alabar a Brasil entiende que lo hacen por el sólo hecho de que viven en Argentina y no allá.

sábado, 9 de abril de 2011

Unir a la oposición


La idea ha sido lanzada principalmente por Macri.
Dirigente opositor al que el Gobierno nacional se empeña por darle visibilidad mayor a la del resto. El único con el que discute cara a cara.

Jorge Asís dice que al kirchnerismo le preocupa Duhalde, y sus combativos dirigentes sindicales: Barrionuevo y Venegas. Le temen (dice el pensador de origen medio-oriental) al pacto de éstos con Macri.
Una pavada, que no resiste lel menor ojeo de diarios. Si le tengo miedo al rotwailler de mi vecina, lo que menos haría sería chusearlo. Hablo, por supuesto, de Macri (que en metáfora canina, sería algo así como un pequinés).

Hay, detrás de la escena visible, movimientos en las sombras.
Algunos se enojan cuando se habla de Magnetto. Otros se mofan. Dicen, casi, que es un invento de 678.

La realidad es que Magnetto es quien maneja las funciones políticas, dentro de un poderoso grupo económico que desde siempre ha tenido fuerte participación en política (su negocio es, en definitiva, la política, que es el corazón de las noticias difundidas; ¿existe la posibilidad de pensar un medio de noticias sin sección política?, ¿hay alguna forma de manejar los intereses de una gran empresa siendo políticamente neutral?). Y desde 2008, se fue blanqueando esa operación en política.
Resulta que como nunca el grupo en el que Magnetto desempeña funciones políticas ha adoptado un posicionamiento definitivamente opositor al Gobierno Nacional. Sin ambigüedades ni concesiones.

Con una particularidad: no hay dirigentes políticos opositores que cuenten con un capital político de la magnitud del de Magnetto (valga la redundancia (?)). Esta situación lo convierte (a Magnetto) en el mejor posicionado para ordenar, disciplinar, un frente opositor.

Algunos actores son más resistentes. Otros más permeables. Y depende siempre del grado de intereses involucrados.
Hay que ver cómo en algunos distritos empresas del grupo Clarín ganan (neutralmente en términos políticos, faltaba más) concesiones de negocios muy importantes (no hablo solamente de la CABA). Y la verdad es que no sé si esos negocios son algo tan jugoso para el Grupo (que puede prescindir de ellos, como de varios que ya perdió en su "guerra" con el Gobierno Nacional). Son interesantes para las dirigencias políticas, que blanquean, de esa forma, guita oficial para campaña.
Porque, decíamos, el Grupo en el que Magnetto desempeña funciones políticas es el que cuenta con el capital político mayor, de todo el arco opositor. Y con ello disciplina.

Fijarse nada más como el nombramiento del "díscolo" Alfonsín fue "bombardeado" por la bajada de candidatura de Cobos. Que le pegó fuerte a la UCR. Para bajarle el precio. Debilitarla. Tal vez con la intención de que vayan, sumisos, al pie. Del hipotético frente opositor (ese que les aportaría los votos necesarios para cumplir con lo que más les importa a todos: renovar los cargos).

Guste o no, Magnetto es quien arma y desarma estrategias de la oposición. A través de sus punteros: Cobos y Duhalde. Que siguen la línea que les bajan con el fin de sumir los movimientos de radicales y peronistas opositores a la estrategia de unir a la oposición.
Hasta ahora, Macri sería el candidato a presidente en ese hipotético armado.

Sin embargo, persiste la idea de que le convendría ir por la reelección en la CABA.

Hay un candidato, un poco más díscolo para con las propuestas de unidad y de firmas de declaraciones, pero que sería mucho más presentable. Es Binner.
Para disciplinarlo están los contratos y el fantasma Reutemann, que le podría hacer perder el territorio.

Hoy parece lejos, pero...

miércoles, 6 de abril de 2011

Te prestamos o no la policía?

La verdad, sacar la policía de los lugares públicos porteños que custodiaban es generar un hecho político de manera intencional. Aunque haya que ir para atrás con la decisión. A esta altura, no me creo la del "error de cálculo".

La decisión se tomó para hacerlo saltar a Macri.
Y calculando que gracias a eso podría hacer su gira por programas de TV y radio, dando su versión, criticando de paso la política de seguridad del gobierno nacional, haciendo un poco de autobombo y grandilocuencia, y hasta hablando de la necesidad de unir a toda la oposición.
En el trajín, dice cosas como que Argentina está desaprovechando una oportunidad histórica que le da el mundo, de vender más soja y más autos a Brasil (sic) por culpa del autoritarismo y la anarquía total que este gobierno ejerce y permite (estos últimos dos verbos son agregados míos, que gusto de socorrer a gente en dificultades con cosas que no consigue dominar, en este caso la gramática). Lo dijo en lo de Varsky, hoy a la mañana.

Pero el tema de fondo no debiera ser despreciado, porque da como para discutirlo bastante.

El problema está en lo que ya dijimos varias veces. La CABA es un artificio jurídico inmanejable (como pieza jurídica, digo). A esta altura, por un simple cálculo de costos beneficios deberíamos darnos cuenta que sale más caro determinar jurisdicciones y potestades de los distintos gobiernos (nacional y ¿municipal?) que actuar en las cuestiones operativas de la gestión.
No va más. Bastó que un Gobierno de la CABA estuviera enfrentado y con aspiraciones presidenciables con el Nacional, para que el engendro explotara con una visibilidad insoportable.

La CABA tiene el tercer presupuesto del país (después del Nacional, y el de la PBA), con un territorio mucho menor y con mucha menos cantidad de habitantes (la ratio presupuesto/habitantes/metros cuadrados de jurisdicción es de las mejores de cualquier estamento estatal en el país) su administración se hace de recursos inmensos, algunos de los cuales se basan en una estructura nacional desigual que facilita cierto drenaje desde otros distritos hacia aquí (casos de empresas con domicilio legal en la CABA y que por ello tributan en ese lugar a pesar de desarrollar actividades fuera de ella, caso de millones de trabajadores que aportan al PBI de la CABA sin residir en el lugar, etc., etc., etc.).

Así y todo, exige el subsidio nacional en servicios como la policía, que le pagan también los santafesinos y los chaqueños, por nombrar dos provincias al azar. Ningún otro distrito del país tiene paga la policía. Cada uno se paga la suya.
Macri pidió el traspaso, recordamos. En realidad, es una vieja reivindicación de la autonomía artificial, a la que se sube cualquiera que tenga ganas de gobernar la ciudad. Pero exigió que se la pasaran (para administrarla él), con los fondos necesarios para mantenerla (que se los aportaban y recaudaban otros).
Exige que chaqueños y santafesinos le sigan pagando la policía a los porteños.

Esa exigencia (de la cual el caso de la policía es sólo un botón de muestra) parte de la existencia de un Estado (el de la CABA) indefinido, inajustable a cualquier otra figura que rija en el país. Y a condicionantes históricos.
Una persona que admiro decía hace poco algo así: que los porteños nacimos con el Estado ya creado, y creemos que eso es natural. Nunca pagamos una boleta municipal en la que se nos recargara el asfalto, o la cloaca. Las conexiones a la red de gas natural ya estaban hechas cuando nacimos. Y así...
Está bien, pero no es la realidad de un país que cuando Kirchner asumió tenía un 70% de la población sin cloacas, o el NEA sin gas (sigue sin gas, pero con gasoducto en cosntrucción.
Los 8 años de crecimiento a tasas chinas sirvieron para ir corrigiendo un poco esta desigualdad tan grande. Aunque, claro, no alcanzaron para agrandar la Buenos Aires-La Plata para el recital de U2 (cosa con la que ironizó el porteño Pergolini).

Hemos desarrollado también la idea falsa de que los intereses porteños son los intereses del país. No hay "regionalismo" en la CABA. No hay apego a lo local, porque no hay "centro" contra el cual disputar poder. Somos el centro hacia donde fluyen los recursos de todo el país y así lo asumimos, inconcientemente. Como si fuera natural.

No es que sea fácil corregir estas cosas que, reitero, están sedimentadas en la historia misma de nuestra nación. Pero la creación de una figura jurídica puede tener una cierta función ortopédica.

No es el caso de la autonomía (artificial) de la CABA, que solo sirve para reafirmar estas incongruencias históricas. De forma conflictiva e inoperativa, para peor.

lunes, 4 de abril de 2011

Moyano en la dinámica del poder

Habría alguien peor que Moyano

Moyano es un personaje controvertido. Así se ve en el post de Sergio en el que los comentarios desataron toda una serie de opiniones encontradas, y de convivencia conflictiva.

La polémica que desata Moyano se inscribe en el campo desde el cual no se le reconoce, como dirigente sindical, entidad suficiente como para erigirse en factor de poder.
La ética es el límite que se le pone a los avances "desmedidos" de Moyano.

Este aspecto, casi indiscutible so pena de convertirse uno en un justificador de la corrupción, no es, como puede suponerse en principio, neutral.

Opera aquí cierto elemento que es una rémora de cierta ética política bastante cuestionable a mi modo de ver: el Estado, o los representantes de los trabajadores, o los dirigentes de los clubes de futbol, etc., es decir, todos aquellos que representan o dirigen entidades sin fines de lucro u operan desde la función pública, deben estar sometidos a una ética particular, distinta de la de "los privados".
En principio, la cuestión pasa por un tema de graduación: "es peor hacer x cosa desde el Estado". Después, la ética adquiere carácter diferencial: el privado quiere avanzar hacia una situación más ventajosa y actúa en consecuencia, y el Estado (y por añadidura ciertas asociaciones representativas) están para corregir las inequidades provocadas por esa ambición tolerada, de la que sólo cabría reaccionar frente a algunas de sus consecuencias escandalosas.

De allí, hacia una concepción de las sociedades: la lucha de las ambiciones en el ámbito privado, y el arbitrio desde la esfera pública. Conservadora, ésta última, y garante de las estructuras y roles establecidos.

Así el sentido común y la ética diferencial establecen que Moyano no tiene autorización republicana para ocupar determinados espacios.
En estas estructuras, los factores de poder ya están instituidos y no admiten competencia.
Un sindicato no puede hacerse una caja con las mismas herramientas con que las hacen las patronales, porque justamente para eso están las patronales, y no los sindicatos. El sindicato tiene otro rol: ser el árbitro que levante la banderita esperando que el juez principal marque la infracción cuando alguna empresa (individualmente y en uso de sus toleradas facultades para mejorar su situación relativa) abuse algún derecho laboral.

En esa misma lógica, es dable pensar que sería deseable que para negociar con la gente de AEA, supongamos, en lugar de mandar a Moyano, que se les planta y les compite en prepotencia casi de igual a igual, les tendríamos que mandar a la monja Peloni que hará algún que otro pucherito ante lo que no le gusta, pero que no va a dejar plasmado más que un testimonio, tan sentido como inútil.
Y mientras tanto las cosas transcurrirán como manda la naturaleza (y las instituciones; y la ética diferencial).

Se supone (mal) que la dirigencia sindical arbitra (si es eso lo que se supone).
Es (la dirigencia sindical) un factor de poder que compite por espacios de poder con los otros factores de poder, que (digamos de paso) cuando van perdiendo agarran la pelota con la mano y dicen que hay trampa porque el árbitro no los defiende.

Hay enormes ejemplos de esto. Tomemos el de la Justicia. Se promueve como camarista por mérito incuestionado a la esposa de Recalde y se dice que Moyano quiere copar la Justicia. El poder judicial mientras tanto está conformado casi en su totalidad por personas que en su actividad privada fueron empleados de las grandes empresas, que tienen esposos/as o amantes desempeñando esas funciones, que viven en el mismo country y comen asados juntos con los referentes de las asociaciones empresarias, que incluso los visitan en sus despachos sin anunciarse.

Entonces ante la mera posibilidad de que una camarista del fuero laboral no defienda a capa y espada los intereses empresariales, como hacen otros jueces, te paran el partido y gritan "trampa".
El "árbitro" quiere empezar a jugar, y eso no vale.

Subvertir esa lógica: eso se proponen los sindicatos conducidos por Moyano. Actúan con la concepción de que el partido no está definido, y que no deben ser espectador neutral en la disputa por espacios de poder ajenas, y cuyo único rol se reduciría a cantar la falta del que se excede. Quieren jugar.
Son, en algún punto (y me banco las puteadas) más revolucionarios que algún que otro clasista de "declaración", que abomina las burocracias.

sábado, 2 de abril de 2011

De cada numerito hacemos un mundo

Echegaray, ante un claro caso de censura.

Se conoció ayer la performance de la recaudación fiscal nacional para el mes de marzo: incremento del 31,4%. En el trimestre, el crecimiento llega al 35,5 %.

Con este dato en la mano se discuten muchas cosas. Y la verdad es que el dato en sí mismo no dice mucho más que lo que ya podemos saber a partir del comportamiento de otros elementos.

Por ejemplo, que la recaudación por IVA DGI aumente mucho es un dato poco significativo en relación a lo que se intenta dilucidar con las preguntas que se le hacen a Echegaray. ¿Es la confirmación de que la inflación es alta? ¿O de que la economía crece mucho? Ni una ni otra cosa. En el comportamiento de la recaudación impositiva influyen muchos factores que pueden ser incluso fortuitos. El dato de recaudación sirve solamente para marcar algunas tendencias.

Digamos, es ilógico pensar que en un país donde la recaudación de un impuesto al consumo aumenta por encima del 30% interanual no hay inflación. Ahora, si la inflación es de 15, 20, 25 o 30 es imposible de determinar.

Podemos tomar el dato, también, como un indicio de que el consumo sigue robusto. Sí, pero igualmente imposible  cuantificar tal robustez. Y mucho menos cualificar su distribución (que es más importante).

Las discusiones, entonces, seguirán sus carriles de indefinición.

Un punto trascendente para señalar es la estrategia de defensa de Echegaray cuando fue consultado por el tema inflación y su influencia en el aumento de la recaudación fiscal.
Dijo que la influencia era relativa, porque la recaudación había aumentado también si se la medía en dólares. Otro dato poco relevante, creo.
Esa situación, a mí particularmente, está más cerca de sugerirme que experimentamos una apreciación cambiaria a partir de la cual todos los ingresos mejoran en dólares (no solamente los del fisco), que otra cosa.
Y la inflación, justamente, está reconocida como un mecanismo por el cual se canaliza la apreciación cambiaria, nominalmente reprimida por las compras del Banco central.

O sea, nada que no supiéramos desde antes de conocer el dato fiscal, que para lo único que sirve es para compararlo con la evolución de los gastos, y de esa manera poder determinar si el fisco intenta una política de absorción (contracíclica), o no.
Dato que también, en última instancia, resultaría irrelevante en términos reales, ya que sería solamente cambiar el mecanismo de apreciación cambiaria (que amenaza con ser inevitable).

No sé si al éxito, pero parece indudable que los argentinos estamos condenados a la apreciación cambiaria.

viernes, 1 de abril de 2011

Globo de ensayo

Juez, graficando por qué sería beneficioso ser petiso

Un nuevo globo de ensayo parece haber salido desde alguna sucursal opositora, lubricada con aporte duhaldista.
La unidad de la oposición para derrotar a la tiranía K, bloqueadora de medios e instaladora de una inseguridad jurídica cada día más terrible.
Sería algo así como la versión electoral de lo que ya fracasó en el "nuevo" Congreso.

No creo, por ejemplo, que resulte fácil convencer a Binner de que ponga en juego la continuidad del Frente Progresista (y su línea interna, más precisamente) en Santa Fe, para juntarse con Duhalde y Alfonsín (refrendando en clave hereditaria añejos pactos que el olvido ha tapado, en beneficio del padre del candidato a presidente de la UCR), para conseguir así que (qué se yo) Macri sea presidente.
Aparte, a nadie que gobierne una provincia (o que tenga aspiraciones de hacerlo), me parece, le gustaría la idea de que el Presidente fuera un tipo que, además de tener dos cocodrilos custodiándole la chequera, tampoco da señales de conocer muy bien la dinámica de la relación entre la Nación y las Provincias. El distrito que gobernó es el único que tiene garantizada la autonomía (presupuestaria).

Obviamente, nadie sabe cómo se haría para que entre Carrió en esta componenda. Ojo, si no entra tampoco se perderían mucho.

Entre los de compleja adaptación al rejunte, agregaría a Juez, que si se hubiera arrepentido antes de ser "anti-kirchnerista" hoy podría aspirar a la vicepresidencia de la Nación. Y bueno. El olfato no se compra; es innato. Pregúntenle a Felipe si no.
Son, estos dos, exponentes de un vicio político de los tiempos kirchneristas: el (in)oportunismo.