martes, 9 de agosto de 2011

Pagar deuda con reservas


El pago de la deuda pública en moneda extranjera a través del uso de reservas, según dicen los analistas, tiene un límite.

Repasemos.
La ley de convertibilidad nunca fue derogada. Sólo modificada en los artículos que marcaban la fijación del tipo de cambio (se eliminó el 1 a 10.000 -dólar contra australes-).
Por ello, se sigue considerando necesario que las reservas del banco central alcancen para cubrir, al menos, el total de la base monetaria. Al tipo de cambio vigente (que ya no es fijo, sino que se puede mover). La diferencia no es menor, pero tampoco es tan extraordinaria. Trataremos de explicarnos.

Cuando el BCRA acumula más reservas que las que necesita para respaldar la base monetaria, le queda un excedente, que se denomina reservas de libre disponibilidad. Se podían usar para pagar deuda a organismos internacionales. Facultad ampliada en el decreto del fondo de desendeudamiento de 2010.
Con las reservas de libre disponibilidad, desde entonces, se puede pagar cualquier tipo de deuda, con la sola operación de que el Tesoro Nacional las tome en préstamo (le da una Letra de tesorería al BCRA a cambio de la plata).

El límite que mencionan los analistas estaría dado, entonces, por dos motivos: las reservas de libre disponibilidad se gastan en pagar deuda, y la base monetaria aumenta por las medidas expansivas del BCRA (impresión de pesos).
Este doble movimiento sólo sería mitigado si el Central pudiera acumular más reservas de las que gasta (incluído el pago de deuda y la venta esporádica para sostener el tipo de cambio ante aumentos de demanda o bajas de oferta). Este año se muestra difícil para que esto ocurra.

La otra posibilidad es el toque al tipo de cambio. La opción que no existía en la convertibilidad original que era netamente restrictiva para la soberanía en materia de política cambiaria y monetaria.

Ante el agotamiento de las reservas de libre disponibilidad, o peor, si el nivel de reservas no alcanzara a respaldar el total de la base monetaria, el fusible que saltaría es el tipo de cambio. Si sube el dólar, la relación reservas - base monetaria se acomoda nuevamente.

Este movimiento (de hacerse deliberadamente) podría servir también para recuperar reservas de libre disponiblidad.

Pero... es inviable hoy (dejemos de lado por un rato la coyuntura del pánico especulativo en las bolsas del mundo). Porque la tendencia de largo plazo del dólar es a la devaluación. Por lo tanto, intentar encarecerlo artificialmente sólo es posible a costa de presionar al alza la inflación. No hay demasiado margen en este sentido.

Hay otro escenario posible que depende de que a lo mencionado se le agregue otro factor: la volatilidad. En el cual la devaluación sería viable (aunque no deseable).
En momentos de volatilidad (como es la amenaza del pánico mundial) las reservas pueden empezar a irse más todavía. Porque, paradójicamente, los particulares comienzan a demandar más dólares. Y el Central es el encargado de abastecerlos, a falta de oferta genuina.
En su defecto, podría permitir el salto del tipo de cambio del que hablábamos antes. Que en ese contexto particular, por diversos motivos (innecesidad de ampliar la base monetaria, probable contracción de la economía y principalmente de la demanda agregada)  no aceleraría la inflación. Pero, por las características de los argentinos, aceleraría la corrida.

La decisión alternativa o paralela de los bancos centrales ante la volatilidad es fortalecer sus reservas vía crédito (operaciones de pase) para no perder poder de fuego. Por las dudas de que las corridas se vuelvan más fuertes.

Y así, llegamos nuevamente al tema de inicio.
Mantener a rajatabla, de forma obcecada, la decisión de efectuar los pagos con reservas no tendría sentido económico (tal vez sí político).

Frente a los vencimientos hay siempre dos opciones:

Tomar deuda externa para pagarlos.

O pagar con recursos propios.

En el caso de que existan los excedentes del fondo anticíclico (que Argentina decidió armarlo en su propio Banco central y que se llaman por la ley de convertibilidad reservas de libre disponibilidad) se puede echar mano de ese stock para pagar.

Si no existen, entonces hay que pedirlos prestados.

Es lo que terminará ocurriendo si el contexto termina por promover que las reservas de libre disponibilidad se agoten o no alcancen.
Aunque persistiera la idea de pagar con reservas a pesar de que tal stock ya no exista (estaríamos hablando del año que viene, recién) no podríamos evitar, sin embargo, el endeudamiento externo.
Porque lo más probable es que los costos ahorrados por evitar el endeudamiento externo del Tesoro, los termine cargando el Banco Central ante la más mínima volatilidad (o aún antes). O transformándose en devaluación más brusca de lo saludable y administrable. Pago a la cuenta de los ingresos fijos.

En ese punto y ante la eventualidad de tener que endeudar al Tesoro, el hecho de no tener un nivel de endeudamiento muy grande respecto al PBI o al valor de las exportaciones provee de un margen del cual carecen algunas potencias mundiales. Y está la opción de capitalizar a la Corporación Andina de Fomento o de crear el Banco del Sur, como alternativa a la recurrencia clásica al FMI o los mercados voluntarios.

La mala noticia es que (como pasa siempre) la opción ideal no existe. Pero eso ya lo sabíamos desde antes.

No hay comentarios: