jueves, 23 de junio de 2011

El "milagro" o el peligro


Lo que en términos futbolísticos parecía imposible hace apenas 3 meses, hoy está casi consumado.
Un milagro evitaría que River descendiera.

Me pregunto si a alguien se le ocurrió tomar precauciones sobre las consecuencias que tal cosa podría traer.
Ayer, promediando el 2º tiempo, entraron a la cancha varios hinchas de River. No cagaron a trompadas a algunos jugadores porque no quisieron. Es la realidad. Recordemos: algunos jugadores de River son chicos de 19 o 20 años.

Creo que no exagero si digo que podríamos esperar en estos días una "visita" (de las habituales) a la concentración.
Imaginar la cancha de River el domingo, a los (digamos) 30 minutos del 2º tiempo con un resultado adverso para el local (un empate), es casi de inmediata asociación con el quilombo. Con el partido que no termina. Con un final de violencia. Destrozos. Corridas. Tal vez más.
Pasó en Chicago-Tigre. Un club que de 90 años de historia se pasó 80 en la primera B, cuando le tocó descender su "hinchada" provocó un desastre. Con muertes.

Esta situación es peor. En cuanto a lo amenazante.
No aprendimos a darnos cuenta que seguir exacerbando la pavada esa de la "pasión del hincha" puede ser peligroso. Muy peligroso. ¿O alguien se extrañaría de que a algún loquito ("hincha pasional") se le ocurra amenazar de muerte a alguno de los jugadores de River, si se consuma el descenso? A mí, particularmente, no me sorprendería eso ni alguna otra cosa más drástica.

Me asombra ver incluso, como gente de pensamiento progresista o de izquierda, en este tema se vuelve duramente "esencialista". Los sudamericanos vivimos el fútbol con mucha pasión, se dice. Como si eso formara parte de la esencia nuestra. Lo traemos en la sangre antes de nacer, parece, y no forma parte de una construcción histórica de sentido común.

Y entonces en nada incide que cuando termina el partido le pongamos micrófonos a los hinchas para que manifiesten su protagonismo. Nada tiene que ver que a alguien se le ocurra decir que para un hincha de River jugar la Promoción es tan anti-natural como la muerte de un hijo (no es para agarrársela solamente con el que lo dijo, porque la verdad es que la frase no desentona con el contexto).
A nadie, parece, se le ocurre pensar que en ciertas cabezas, si "le matan a un hijo", le justifican el "ojo por ojo, diente por diente". Y pueden pasar de la metáfora al hecho.

Desconozco si alguien lo habrá pensado así, pero acontecimientos como un descenso de un club como River, dentro de esta situación de locura naturalizada que implica que los resultados futbolísticos sean tan importantes en la conformación del entramado social, nos pone al borde de una situación crítica.

Uno de esos hechos que determinan que pueda pasar lo imprevisible. No habría que subestimarlo. Porque aunque parezca exagerado puede ser puesta en juego la paz social. Al menos por unas horas.

4 comentarios:

Ricardo dijo...

En todo de acuerdo. No es la muerte de nadie y lo vengo sosteniendo hace rato.

Lo lógico, lo que corresponde luego de los incidentes de anoche, es jugar el partido sin público.

Mariano dijo...

Sí, Ricardo.
Pero jugar sin público tiene dos problemas:

el primero, insignificante. Como están las cosas puede ser considerado ventaja deportiva.
Para River.

el segundo, preocupante. No habría forma de controlar que los hinchas de River no se concentraran en los alrededores de la cancha. No muchos, pero con unos mil alcanza para armar flor de bolonqui.

Esperemos que ande todo bien.

Un abrazo grande.

Alejandro Ro dijo...

Parte del problema es que el fútbol es omnipresente. No hay manera de esquivarle al fútbol, sobre todo en lo mediático, no hay programa que no lo mencione, y el tono nunca ayuda, entonces es lógico que muchos se vuelvan locos.

Ricardo dijo...

A jugar en otra cancha entonces. Sin público y, no sé, en Bahía Blanca.

Abrazo.