lunes, 13 de junio de 2011

Comentarios y estereotipos


Entre las cosas que se andan comentando últimamente, toman vigor, en la política, los dichos de los candidatos.

González Fraga, por ejemplo, y Binner anduvieron comentando sobre tipo de cambio. Tema que vinimos tratando por acá.

En el caso del primero (candidato a vicepresidente radical), se declaró partidario de un tipo de cambio flotante. Hasta donde supe, no mencionó una devaluación. Moneda flotante, en las condiciones actuales, tendría una tendencia de largo plazo contraria a la devaluación (a pesar de la volatilidad que podría haber en el corto plazo)

El segundo (Binner) hizo énfasis en que el dólar no puede mantenerse "frenado", pero matizó hablando de devaluación gradual.
Para completar (o incompletar), soltó la idea de bajar retenciones (también gradual y escalonadamente, y como parte de una reforma tributaria; es decir, las retenciones son sólo un impuesto según este enfoque, no una herramienta cambiaria)..

Me parece que el fervor de la campaña electoral por venir hace que se muestre cierta desesperación en encontrarle a los discursos opositores un enfoque devaluacionista del que a veces carecen y otras veces se muestran cautos.

En el caso de Binner, su idea de "devaluar" escalonadamente no difiere demasiado de la política de tipo de cambio administrado que llevó adelante durante mucho tiempo la actual gestión, con variantes (entre subir un poquito más el tipo de cambio nominal respecto del valor sugerido por el mercado, o por el contrario dejar que se aprecie el tipo de cambio real devaluando por debajo de la inflación si consideraba necesario morigerar las expectativas de dolarización de ahorros).

La diferencia (entre el planteo de Binner y lo actual)  está en la idea adicional (o complementaria) de ir reduciendo (hasta eliminar) las retenciones.

En esas condiciones, los efectos de una devaluación no durarían ni dos días. El flujo de divisas, tanto comerciales como especulativas, operarían un rápido abaratamiento del dólar por exceso de oferta sobre la demanda.

Sería una oportunidad extraordinaria para la especulación si se concretara el proceso: devaluación previa - eliminación paulatina de las retenciones. 

Otra vez el banco central asumiría el rol de caja de conversión, vendiendo dólares baratos a quienes se hubieran posicionado en dólares antes de la devaluación, para pasarse a pesos después esperando la revaluación, y finalmente con el dólar otra vez barato, volver a comprar dólares para huir. O sea, parecido al plan de Martínez de Hoz.

Pero bueno: las cosas están verdes, por supuesto, y no es justo tampoco que tomemos una decalaración de campaña, al pasar, para hacer elucubraciones sobre un plan económico integral.

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