domingo, 22 de mayo de 2011

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Las que siguen son frases de Verbitsky en su artículo de hoy:


Los grupos económicos locales han sido destinatarios privilegiados del 64 por ciento de la inversión subsidiada en estos años y del 80 por ciento del costo fiscal del régimen de promoción industrial. En ese reducido conjunto de grupos económicos, Basualdo menciona a Madanes (Aluar y FATE); Techint (Siderar y Siderca); Pérez Companc a través de su empresa controlada Molinos Río de la Plata y el Urquía a través de su firma Aceitera General Deheza. Ahora intentan subordinar al sistema político y utilizar al Estado como medio para volver a reposicionarse en la economía real. El Grupo Clarín es su cerebro articulador y el sindicalismo un muro de contención.  
Pero además, los anquilosados dirigentes de ese sector (los "gordos") obtuvieron un cortés rechazo del gobierno nacional cuando se acercaron con su ofrecimiento de reincorporar al pequeño sector que sigue a Luis Barrionuevo de Camaño y asegurar su disciplinamiento, desplazar a Moyano de la conducción gremial y sustituirlo con el albañil Gerardo Martínez. 

Conociendo la influencia de las palabras de Verbitsky en las líneas de acción oficiales, los párrafos señalados y otros que aparecen en la nota resultan tranquilizadores.
Al menos para aquellos que pretendemos darle  centralidad a la disputa con corporaciones que encarnan fracciones dominantes del capital, antes que a la "batalla cultural".
En realidad, Verbitsky sabe cómo (valiéndose de un trabajo todavía inédito de Basualdo) engarzar ambos conflictos.

Para ello, desde mi óptica, sería esencial que desde sectores del gobierno no se propiciara una operación contra la conducción actual de la CGT, parangonable con la que Menem llevó a cabo para sacarse de encima a Ubaldini. Y menos aún que se facilitara el regreso a posiciones influyentes de dirigentes que puedan ser funcionales a empresas a las que desde el Estado debería proponerse disciplinar sometiéndolas a intervención sobre sus actividades, al tiempo de llevar a cabo una transferencia de recursos que permita desarrollar sectores de la economía generadores de empleo, que justamente utilizan los productos de esos grupos dominantes como insumos.

El encomiable objetivo de ensanchar la base productiva como mecanismo de inclusión social y desarrollo económico deberá asentarse, ya no sobre la recomposición de márgenes de rentabilidad (carcomidos parcialmente por la apreciación cambiaria) de empresas tradicionales, sino disciplinando a las mismas y abaratando sus productos (insumos) para uso productivo de otros ascendentes sectores empresariales con capacidad para la generación de empleos bien pagos.

En ese sentido, si Moyano efectivamente tiene su ciclo al frente de la CGT al borde del agotamiento, es necesario encarar su relevo con dirigentes que puedan seguir manteniendo a la CGT en un rol estratégico, de cara al cumplimiento de esos objetivos.

Ni Cavalieri, ni Martínez, ni Lezcano, ni West Ocampo, ni Venegas, ni Barrionuevo cumplen con esas condiciones.

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