viernes, 15 de abril de 2011

Dilema


Nos está obsesionando, parece, el tema de la CABA.

Resulta que el kirchnerismo tiene ganas de gobernar la ciudad. Cuenta con candidatos dispuestos a encarar la tarea, y la intención de voto no prevé un escenario demasiado quimérico para la posibilidad de ganar. Digamos, está entre los posibles resultados.

Para ello, empero, deberá pararse al frente de las disconformidades que los vecinos legítimamente manifiestan. Es una condición humanamente muy difundida ésta de pretender mejorar los standares de vida. Y en los niveles socio-económicos medios el inconformismo ante los límites marcados por las condiciones materiales se hace patente en actitudes políticas, o pre-políticas si se quiere. Pero el pedido de "auxilio" a las autoridades ante una adversidad o una insatisfacción se hace visible.

Sin convencer al demandante de que la fuerza política que respalda a determinado candidato puede resolver esas insatisfacciones, las posibilidades de ganar se estrechan.

Así es como se presenta un dilema político que no por permanecer en el "subsuelo" de lo debatido públicamente deja de existir.

Resulta irrisorio, a veces, plantear problemas como los que provocan protestas en los Colegios porteños por las condiciones edilicias. Irrisorio, digo, porque siempre puede aparecer alguien que conozca la realidad de determinada escuela rural en la provincia de Tucumán, por ejemplo, donde la ausencia de sofisticados sistemas anti-incendios no constituye problema ni reclamo alguno, debido a que las urgencias las genera apenas una lluvia y el barro que ésta genera.

Y es un dilema político importante, porque define si realmente los objetivos son los que se declaman.
Tanto la optimización del sistema de extintores automáticos en Almagro como la impermeabilización de un techo o la construcción de un contrapiso en Formosa se hacen con la misma materia prima: la guita.
Que se consigue solamente en el medio de pujas distributivas en las que algunos saldrán más beneficiados que otros.

Aunque sea mucho más complejo el asunto, podríamos reducirlo, a los fines prácticos, a la siguiente ecuación: para mejorar las condiciones infraestructurales de las escuelas del Noroeste, habrá que postergar las obras necesarias para mejorar el tránsito porteño. Porque los recursos ni son infinitos, ni se reproducen fácilmente. Son escasos, y casi nunca alcanzan para nada.

Acá pensamos que en estos 8 años de kirchnerismo se han hecho muchas cosas que son federalismo en serio (no el que reclama el socialismo santafesino cuando dice que su campo aporta más de lo que la provincia recibe de parte del gobierno nacional).
Corrigiendo mínimamente (que de eso se trata) inequidades estructurales que siguen siendo, sin embargo, inmensas. Para cuyo combate, aparte, se debe enfrentar prejuicios de todo tipo que van desde el mencionado concepto mentiroso de federalismo hasta una ideología de difusión internacional como es el ecologismo.

Ganar la ciudad constituye un desafío importante. El de conciliar la intención de resolver los problemas de los vecinos de la CABA (haciendo kilómetros de subte con plata del Tesoro Nacional, por ejemplo) con un  proyecto a nivel nacional (¿existe?) que intente corregir las inequidades estructurales entre las distintas regiones de nuestro país.

2 comentarios:

Javier dijo...

Pero si las obras de la ciudad no se pueden hacr con los recuirsos propios de la ciudad que el macrismo administra mal para el errario público , yo claramente diría que prefiero mil veces perder en la ciudad de Bunos Aires pero hacer toda la inversión pública en el impenetrable chaqueño , en Tucuman , Formosa ,o Jujuy que las necesitan mas que nosotros que ya tenemos un standard de vida bastante bueno

Un abrazo

Daniel dijo...

Hay que ganar la Ciudad, si o si, por mil y un factores indispensables, hay que ganarla.