domingo, 13 de marzo de 2011

Re-reelección


Se vota en Catamarca. Provincia históricamente postergada.
El oficialismo es, pese a lo que interesadamente se diga, candidato. Casi (a seguro se lo llevaron preso) número puesto.

El contexto económico favorece, ciertamente, la continuidad de los oficialismos. La relativa prosperidad indicaría la inconveniencia de apostar al "bueno por conocer" en detrimento del "malo conocido". Postura conservadora. Del relativo bienestar.

La escena se repite casi sin excepción en todos los distritos. El oficialismo es candidato.
En este caso como en escasos otros, el oficialismo catamarqueño es, a nivel nacional, opositor.

Habrá que buscar las causas, en tren de explicarnos y proyectar resultados electorales, de esta fortaleza relativa de los liderazgos locales.

Catamarca tuvo un presupuesto, en 2010, de más de 3.500 millones de pesos. En 2008, había sido de 2.300, más o menos. Un incremento mayor al 50%.
En 2009, además, se implementó un programa (vigente) de desendeudamiento provincial, que aligeró mucho el peso de las deudas que los estados provinciales (casi todos) tenían con el Estado nacional, a partir de que éste absorbiera obligaciones en el rescate de cuasi-monedas. Incluyó (el programa) desde licuaciones hasta condonaciones lisas y llanas.

De ese presupuesto (cuyo incremento neto de obligaciones es mayor al 50%), solamente alrededor de un 20% es recaudación genuina de la provincia. El 80% restante (más o menos) es coparticipación, ATN y alguna otra cosita. La pone el Gobierno nacional.

A la que probablemente sea la etapa histórica de mayor federalismo presupuestario se le corresponde, casi como consecuencia lógica, el fortalecimiento de los oficialismos locales.

Ocurre que esta prosperidad es tremendamente limitada. Mayor presupuesto, en provincias como Catamarca, significa (apenas) empleo público mejor pago, y alguna que otra obra de infraestructura, y algún que otro plan. Bienvenido y necesario, pero escaso.
Antes (cuando estaba permitido) le decíamos derrame.

Romper esa lógica sería un objetivo estratégico.
Y puede depender, exclusivamente, de recursos aportados (y principalmente aplicados) desde el poder central. En detrimento relativo de la proporción que gastan los gobernadores. Porque el verdadero federalismo lo puede hacer solamente el gobierno federal. Con visión integral e integradora.

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