viernes, 11 de febrero de 2011

Suerte

Agudo y cargado posteo de Lucas Carrasco.

Reafirmando lo que dice, resaltamos cierta línea de continuidad con lo dicho en este blog, en algunas entradas anteriores (por ejemplo, acá, independientemente de ciertas interpretaciones que pudieran ser controvertidas).
Por caso, que al BCRA le está costando más sostener cierta expectativa (moderada) de que la apreciación cambiaria no se va a comer a la competitividad, que desactivar "operaciones" que den origen a corridas, como las que suelen desarrollarse (y este año no es la excepción) en años electorales.
Con la salvedad, claro, de que los esfuerzos por provocar cosas que no pasan se notan mucho, justamente debido a que los efectos son entre discretos y nulos.

Así, la ampliación de la brecha entre el dólar oficial y el paralelo (por ejemplo, el de operaciones de contado con liquidación, a las que también podríamos llamar de "fuga") quiso ser leída como una muestra de no sé qué tendencia a la desaparición de no sé qué superávit (?).

O, por ejemplo, el hecho de que el BCRA interviniera como comprador en el mercado de futuros, con intención de subir la cotización de la moneda para esos contratos, quiso interpretarse en una de sus aristas, que es el desincentivo a los operadores para suscribir contratos de este tipo como compradores, y se haya pasado por alto que paralelamente, el BCRA daba la señal a los que tenían dólares de que no era necesario que los liquidaran, porque no era tan mal negocio. Hecho, éste último, inédito para un año electoral.

Cuánto hubiese dado el padre de cierto precandidato a la presidencia, cuando, ocupando el lugar al que aspira ahora su hijo, ordenó a Sourrouile y Machinea que vendieran reservas del Central mientras adelantaba las elecciones para ver "si llegaba" (y no llegó)... cuánto hubiese dado, decía, por tener un "veranito" como el actual, un "viento de cola" tan intenso.

En fin, pura suerte...

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