jueves, 16 de diciembre de 2010

Quién ganó y quién perdió con las tomas?

Esta encuesta de El del 0,33% me incitó a pensar un poco en el tema de las tomas (Soldati y demás). ¿Cuál es el resultado político de tanto movimiento?

Mi primera impresión es que fue un empate. Tanto Macri como Cristina salvaron la ropa con el acuerdo final que dio un resultado correcto dentro de lo posible y esperable. Los problemas de fondo no se solucionan definitivamente. Lleva tiempo eso, pero el acuerdo aborda el camino que acerca un poco más a la posibilidad de encontrar una solución futura. Y convengamos que son problemas que tampoco aparecieron por arte de magia la semana pasada.
Uno de los aspectos que hizo "diferente" a la toma de ese basurero privilegiado con el nombre de "parque" Indoamericano fue la visibilidad. La toma de terrenos es cosa bastante más frecuente que lo que los noticieros suelen retratar.

Cuando hablo de empate, pienso en la apreciación general del núcleo de votantes de la CABA. Salvo esporádicos cambios de opinión en los momentos más candentes del conflicto, en el proceso largo que incluye incubación, desarrollo y "solución" del mismo, no creo que nadie haya modificado su valoración respecto de la que hacía antes sobre ambos gobiernos (Nacional y CABA). El que estaba con Cristina sigue estando, el que estaba con Macri, también, y a una buena porción le chupa un huevo (concepto teórico injustamente olvidado por los expertos en análisis de la opinión pública).

Ahora, también hay que decir que en los sectores más politizados, e incluso en los que por interés económico se preocupan por influir en las decisiones de la población sobre quién conducirá "los destinos de la Patria", me parece que Cristina ganó tanto como Macri retrocedió.

En principio, es elocuente que el PRO no tiene ninguna voluntad de mostrar capacidad resolutiva ante conflictos de fuste. Su estrategia se limita a mostrarse impotentes (transitando peligrosos límites), pedir al Gobierno Nacional que se haga cargo de la situación (fingiendo un tono enérgico injustificable) y, una vez resuelto el problema, desplegar la parafernalia comunicativa marketinera: 200 tarambanas con pecheras amarillas, con el Jefe de Gobierno entre ellos, disponiéndose a juntar la basura y cortar los pastos del "parque" para la foto (después de tres años de postergación de la tarea, digamos de paso). Hasta la estéril Metropolitana posó para los medios, siendo que se reveló inútil aún para resolver un problema de justicia contravencional.

La solución (deficiente) de problemas de envergadura en la CABA, depende exclusivamente de la capacidad resolutiva del Estado Nacional. Y esto se vuelve evidente toda vez que se compara con casos análogos en otros municipios, tan carentes de recursos políticos como la CABA, y encima sin los infinitamente mayores recursos económicos de los que se dispone en esta ciudad.

Entonces, en los círculos cerrados microclimáticos en que hacen sus evaluaciones actores decisivos (corporaciones de distinto tipo: sindicales, políticas, empresarias) es el Gobierno Nacional el que sale airoso.
No sólo por la capacidad resolutiva (aunque parcialmente deficiente a la que hacíamos mención) sino por haber conjurado, y esta vez sí de muy buena forma, "sobrándole", un conflicto que algunos habrán pensado en presentar como terminal para un Gobierno.

Esas acciones pesan mucho entre quienes toman decisiones en función de la evaluación que hacen sobre la acumulación de poder que ostentan en sus manos los actores políticos en carrera.

A Jorge Giacobbe, tan preocupado como suele estar por lo que piensa "la gente", y cómo ve el ciudadano común a "los políticos", poco le importan estos detalles. Así que seguirá con sus hipótesis. Veremos.

2 comentarios:

rinconete dijo...

Posiblemente en el corto plazo la crisis le pegue más al gobierno nacional, aunque no creo que sea necesariamente una buena noticia para Macri. Los electores nacionales desarrollaron con este gobierno expectativas bastante más grandes que las que tenían en el 2003. Se le exige más al oficialismo y se espera más.

En la CABA es casi lo contrario, nada se espera del gobierno, ni aún aquellos que siguen apoyando al PRO. Eso puede servir para que Horacito y Mauricio sientan que fueron astutos trasladando, una vez más, la responsabilidad a otro (al gobierno nacional, a los piqueteros, a la lluvia que moja o al pasto que crece) pero es una política de pigmeos.

Como bien decís, la moraleja de la historia es que quien resuelve es otro. A la hora de votar un presidente, eso suele pesar mucho.

Ricardo dijo...

Una cuestión importante, de orden electoral, es adónde quedó situado cada uno de los actores.
Si bien puede parecer una solución conjunta, el gobierno de la CABA tuvo que tirarse hacia el extremo derecho del arco político. Se talibanizó a la derecha, bah, mientras el oficialismo nacional quedó posicionado en el centro.

Saludos.