jueves, 18 de noviembre de 2010

Que vuelva la Escribanía

La señora Graciela Caamaño, haciendo uso de cierta impunidad de género, hizo lo que muchos, en la oposición, tenían ganas de hacer: surtir a Kunkel.
¿Buscará el kirchnerismo una compañera de mano pesada para hacer lo propio con Fernando Iglesias?

Convengamos que los dichos de Kunkel eran un poquito irritantes. Y "antipolíticos", como se usa decir ahora. Con "doble rasero" alla 678.
Eso sí: no tan antipolíticos como la burda operación "coimas" que la señora Caamaño impulsó con fuerza.
Difícil justificar para una peronista haberse dejado conducir por Carrió (al fracaso, encima).

En política, el que se calienta pierde, decía uno. No estoy de acuerdo: en política y en cualquier otro orden, el que se calienta, es porque ya perdió.

El sopapo es una anécdota sobre la que no vale la pena abundar. Podría servir como condimento (muy menor) a la hora de elaborar el balance de este año de "nuevo Congreso". Balance que, de llevarse a cabo con puntillosidad y sinceridad, unánimente concluiría con un clamor irresistible: "volvamos a la Escribanía, por favor".
Cierto es que todo esto alguna autocrítica desatará (quiero creer!!!!). Si cuando sos minoría perdés, estás dentro de lo esperable. Se puede perder dignamente, digamos. Ahora, si perdés cuando alardeás con una mayoría que casi nunca podés concretar (hay una sola excepción en todo un año), mejor hacé la valija y andate a tu casa. No tendrías que tener revancha.

Para terminar con la Dra. Caamaño, estos episodios podrían servir para que ella, su marido y algún amigo que les queda asumieran que son un espacio minoritario y al borde de la derrota terminal. Eso los obligaría a abstenerse de cancherear, socarrones, con vaticinios de finales de Gobierno anticipados (que serían irritantes si no se revelaran ridículos con antelación; ridiculez apoyada no tanto en el contenido de los dichos, sino en la pose del emisor, que intenta mostrar una fortaleza de la que carece en absoluto). Qué se yo, que el Esposo de Caamaño diga que "los Kirchner" se van a tener que ir antes, es como si Pipo Pescador dijera que va a desbancar a castañazos al jefe de la barra de Almirante Brown.

Carlos Gardel canta Tortazos, dedicado a la ex-compañera, que pudo volver al oficialismo pero prefirió alzar las banderas de la República y la Honestidad



No quiero ser maleducado, pero no tiene un aire?

3 comentarios:

Ricardo dijo...

Cierto. Pudo volver y se dejó conducir por Carrió.
Una lástima. Hubiera aprendido algo de Roxana Latorre.

Saludos.

Verboamérica dijo...

Buena, Mariano

il Postino dijo...

En efecto, si que "tiene un aire", pero también la mano un poco mas pesada.

En la misma dirección que señaló Wainfeld, coincido en que no es razonable indignarse demasiado por el episodio pugilístico, ni entrar en el mismo lenguaje de los modos, el republicanismo y la sarasa. Al margen de eso, es un recurso político válido que algunos funcionarios y legisladores del oficialismo, y también de la oposición, se horroricen en cámara para sacar provecho en comisión. Así como el kirchnerismo renovó el lo mejor del peronismo, Caamaño renovó la gestualidad de lo peor: Con su referencia a las desafortunadas palabras de Barrionuevo, Kunkel provocó un nuevo episodio que no será olvidado, hasta que otro integrante de la dupla barrrionuevo=camaño reorganice el podio de los exabruptos.